domingo, 15 de julio de 2012

"Aguirre ha matado el proyecto del Parque Nacional del Guadarrama"


Divulgador, guía, montañero, naturalista e infatigable defensor del patrimonio de Madrid y, sobre todo, de la sierra de Guadarrama, la vida de Julio Vías (Madrid, 1957) está marcada desde sus primeros recuerdos por un idilio con esas montañas. Sus “Memorias del Guadarrama” son una referencia para todos los amantes de la sierra, por eso, muchos consideran a Julio “el cronista del Guadarrama.” Este cronista, o activista, como él prefiere definirse, hizo una pausa en su habitual lectura de textos históricos en la Biblioteca Nacional para charlar conmigo sobre el reciente anuncio de que, tras once años de proceso, por fin sedeclarará un Parque Nacional en la sierra de Guadarrama.     

¿Estás satisfecho con la próxima declaración del Parque Nacional de las Cumbres del Guadarrama?

Francamente no, como la mayoría de la gente que se preocupa por la defensa del Guadarrama. Aunque dentro de los que estamos descontentos, que somos casi todos, hay algunos sectores que no quieren el parque bajo ningún concepto tal como está diseñado, y algunos otros, que somos más pragmáticos, decimos “Vamos a coger el Parque que nos dan, aunque sea muy deficitario, que ya con la base de un parque nacional declarado vamos a tener muchos más argumentos para exigir”. Pero contento no estoy, porque el Parque flaquea por todos lados.

¿Cuáles son las mayores deficiencias del Parque Nacional, tal y como se va a declarar?

El ámbito territorial está muy reducido, incluso respecto al primer Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN), el que elaboró el equipo científico de Eduardo Martínez de Pisón, que contemplaba una zona de protección mucho más amplia, y se ha limitado en criterios de protección. El ámbito territorial no se ha definido por cuestiones proteccionistas, científicas o ecológicas, sino por cuestiones ajenas a la protección, como es que se ha preferido hacer un parque con propiedad pública, que no da ningún problema, a uno con propiedad privada, que es mucho más conflictiva.

Por ejemplo, se ha renunciado a meter el pinar de los Belgas [o “Pinares del Paular”, en la cabecera del valle del Lozoya], que es una de las zonas con mayor biodiversidad, simplemente porque es de propiedad privada. Se queda fuera la gran biodiversidad de la sierra de Guadarrama, que está entre los 1.100 y los 1.700 metros de altitud.

Julio Vías.
Al final el Parque Nacional sólo protege las cumbres, que ya estaban protegidas.

Claro, es proteger lo que ya estaba protegido. En eso me alineo con la posición de las asociaciones ecologistas, se ha protegido lo que ya estaba protegido. Es la máxima figura de protección que contempla la ley española, bienvenido sea que esté declarado, pero hace falta seriedad, y hace falta declarar mucho más.

¿Por qué crees que se ha perdido ambición desde las primeras propuestas de Parque Nacional?

Por la política urbanística de la señora Aguirre, ella es neoliberal y ha apostado, ya evidentemente no, porque quien ahora apueste por la construcción salvaje está fuera de la realidad, pero su política es la construcción, lo ha demostrado hace poco con el famoso proyecto de Ley de Viviendas Rurales Sostenibles. También influyen las presiones que ha recibido del lobby del esquí. El nuevo Plan de Ordenación de los Recursos Naturales que ha aprobado el gobierno de la Comunidad de Madrid contempla la unión de las estaciones de Valdesquí y Vavacerrada, duplicar el número de pistas. Autorizar eso en el corazón del Guadarrama, en la cabecera de uno de los espacios naturales más importantes de España, como es el Valle del Eresma, es inconcebible e insostenible en el momento en que se quiere hacer un Parque Nacional.

¿Ves amenazas urbanísticas más allá de esta Ley de Viviendas Rurales Sostenibles?

La crisis pasará, y los especuladores, los alcaldes, trabajan muy a largo plazo. Ellos recalifican, presionan, tocan los hilos de la administración que les interesa, y no renuncian a seguir urbanizando la sierra, porque la burbuja pasará y tienen una demanda de vivienda garantizada, la sierra está a media hora de Madrid. Yo creo que lo mejor que ha podido pasar desde el punto de vista ambiental a la sierra de Guadarrama es la burbuja inmobiliaria. Siempre el medio ambiente acaba teniendo un respiro por las crisis.

Gallardón hizo público el anuncio del proyecto de Parque Nacional en 2001. ¿Cómo han sido estos once años?

Cuando se anuncia el proyecto había un entusiasmo tremendo en ámbitos ecologistas, académicos y científicos. Pero los once años pasan factura, se han hecho muy largos y hemos ido desinflándonos mucho… El primitivo PORN de Gallardón no iba a ser la panacea, pero hemos visto muy limitadas nuestras expectativas. Desde ese aspecto ha sido duro, para los que hemos estado ahí ha sido muy enriquecedor, pero es frustrante cuando van tirando para atrás el proyecto, como cuando llega Esperanza Aguirre y se echa hacia atrás ese primer PORN.

Y ahora Esperanza Aguirre se va a poner la medalla de defensora de la sierra.

Claro, se va a apuntar el tanto porque parece que el Parque Nacional lo ha propuesto ella, que ella ha llevado el proceso, y ahora lo ha declarado ella. Pero no es así, es un proceso que viene de muy antiguo. Esperanza Aguirre ha sido la principal detractora del Parque Nacional, sólo ha reducido el ámbito territorial y los criterios de protección.

¿Dirías que más bien ha matado el proyecto del Parque Nacional?

Esperanza Aguirre lo ha matado, totalmente, seguro. Y si no matado, lo ha desvirtuado totalmente. Pero ahora no tenemos otra opción, ya echarlo para atrás... Vamos a coger lo que tenemos, y a partir de ahora, con el argumento de un Parque Nacional ya declarado, la figura jurídica de protección más importante de la ley española, seguiremos machacando hasta que veamos satisfechas nuestras reivindicaciones.

Tú participaste desde el principio en uno de los grupos que más presionaron por el Parque Nacional, el proyecto Allende Sierra.

Sí, tuvo mucha resonancia, en 2004 doce personas de Madrid y Segovia de varias asociaciones decidimos cruzar un puerto cada estación del año, un paso que pusiera en comunicación las dos vertientes, las dos Comunidades Autónomas implicadas, para explicar los valores del Guadarrama a todo el que nos siguiera. Empezamos cuatro monos y al final conseguimos movilizar a partidos políticos, sindicatos… Incluso conseguimos subir al puerto del Malagosto a la Ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona. Pero éramos grupos muy heterogéneos, teníamos muchas discrepancias internas, y al final la iniciativa de Allende Sierra se quedó en nada.

¿Y ahora, crees que es posible que se reedite un movimiento de lucha por la sierra?

Creo que con el Parque Nacional puede haber una concienciación general. Siempre he pensado que la lucha por proteger el Guadarrama empieza ahora. Ya llevamos 11 años dando la vara con movilizaciones, y la verdadera lucha empieza ahora. Se declara el Parque Nacional y llega el momento de exigir a las administraciones que ese parque se convierta en nuestro parque, y no en el de ellos. No en el que nos han dado, sino el que nosotros exigimos desde hace muchísimo tiempo, el que debe garantizar la protección de la sierra de Guadarrama en su conjunto.

¿Cuáles son los mayores valores de la sierra?

El gran valor que tiene la sierra de Guadarrama, un valor añadido, es estar a media hora de una de las capitales europeas más pobladas. Eso es un valor y también un riesgo. Y en cuanto a valores naturales, el conjunto de bosques que tiene la sierra de Guadarrama, yo incluso metería El Pardo, que es pie de monte, los pinares, la zona de cumbres que en muchos aspectos está todavía intocada… Es un lujo asiático para una ciudad como Madrid tener eso a media hora, si fuésemos otro país nos limpiaríamos los pies en un felpudo antes de pasar a la sierra, pero en España no tenemos esa conciencia ambiental.

El monumento al guarda forestal del Mirador de los Robledos, en el valle del Lozoya (foto:Guillermo Prudencio)

¿Entonces crees que desde Madrid no se valora el Guadarrama?

Bueno, cada uno lo aprecia desde su óptica, el ciclista desde su óptica, el montañero desde la suya, a mí por ejemplo me gusta recorrer la sierra a pie y en solitario. Está claro que cada vez somos más los que la apreciamos, pero desde Madrid se ha tardado mucho en valorarla, y los políticos desde luego no lo valoran. La prueba es que llevamos once años con un proceso de declaración de Parque Nacional que ha sido, más que una verdadera voluntad de conservar la sierra, un instrumento para tirarse los trastos a la cabeza entre los distintos grupos políticos.

¿Y de tus primeros recuerdos de la sierra, qué se ha perdido?

No me gusta recrearme en la nostalgia, pero una cosa que echo mucho en falta es el mundo rural. Asistí a los últimos estertores del mundo rural, recuerdo cosas como carros de bueyes, sin ruedas de goma, carros de bueyes pasando por pueblos como Miraflores de la Sierra o Soto del Real. Recuerdo ver a las mujeres segar los prados con la guadaña en el Paular… Esa visión bucólica se ha perdido. Lo echo de menos pero no pretendo una vuelta al pasado. También recuerdo la sierra mucho más grande que la de ahora, pero eso ya es culpa mía, porque yo era un pequeñajo y veía las montañas como algo inmenso. Ves ahora la sierra de Guadarrama y dices, “¡qué montañas más pequeñas!” - ríe -. Es mi lugar pero se ha quedado muy pequeño.

¿Y hemos ganado algo?

 Se ha perdido mucho y también se ha ganado, sobre todo en conciencia ambiental. A principios de los 60, había muy poquita conciencia ambiental de defensa de la naturaleza. En eso hemos ganado mucho, pero también ahora los riesgos y las presiones son mucho más grandes.

¿Crees que con la declaración de Parque Nacional va a aumentar la presión sobre la Sierra?

Yo creo que la sierra no puede estar más masificada de lo que ya está. Si me dicen que van a declarar Parque Nacional unas montañas alejadas de Madrid, como los Ancares, diría, “ni hablar, que se quede como está”. Pero el Parque Nacional del Guadarrama lo que tiene que traer es más protección, estará tan masificado como ahora, pero mucho más regulado. Es que ahora mismo vayas donde vayas hay gente, y en estos diez años mucho más. Los que íbamos a la sierra hace cuarenta años ya la considerábamos masificada, y ojala pilláramos ahora la masificación de los 70... - ríe - Pero también es un síntoma de que es más valorada.

Me decías que te gusta pasear solo por la sierra. ¿Quedan en el Guadarrama sitios que se puedan disfrutar en soledad, donde no llegue nadie?

La sierra es muy pequeña pero es muy grande, y hay lugares que están muy apartados, lugares maravillosos que conoce muy poca gente, que para llegar hasta ellos a lo mejor tienes que andar 6, 7 horas. ¡Pero benditas horas, ojalá sigan así! Yo no los divulgo, ni se me ocurre hacerlo, me han propuesto que haga una guía o un mapa con estos lugares, pero ni se me ocurre hacerlo – ríe - No es que quiera quedármelos para mí, pero tengo la filosofía de que es mucho más emocionante descubrir las cosas por ti mismo, llegar a un sitio por ti mismo y decir, “¡Dónde estoy, qué maravilla!”.

¿Por ejemplo?

Recuerdo las pozas del Purgatorio, que era un sitio que no conocía nadie. Pues salieron en “El País” con una crónica de Andrés Campos, una persona que admiro, pero fue sacarlas y se acabó, las conoce todo el mundo. Qué vas a hacer, tampoco puedes ocultar el bombón a nadie… Pero se veían nutrias en las pozas del Purgatorio, y ya no las ves, para verlas tienes que ir apartando bañistas, ahora tienen que compartir el rio con mucha gente. Aún así creo que si las cosas están bien reguladas, las podremos disfrutar todos sin riesgos para el medio ambiente.

¿Hay aspectos en los que la sierra está mejorando ambientalmente?

Hay valores en alza. Por ejemplo, recuerdo que a principios de los 80 trabajaba en el Pinar de los Belgas y había quince parejas de buitre negro, hoy hay cien. La nutria está en recuperación, el lobo, que era impensable en los 70 que volviera, pero ha llegado. Nadie hubiese pensado que en el momento de mayor masificación y riesgo volviera a llegar, pero mira por donde ha llegado. Son claroscuros, hay muchas más amenazas que antes pero en muchos aspectos hay menos amenazas y hay mejorías.

La Pedriza del Manzanares, una de las joyas geológicas de la sierra de Guadarrama.


Decías que uno de los mayores valores ambientales de la Sierra del Guadarrama son sus bosques. En la revista Quercus leí un artículo tuyo en el que llamabas la atención sobre el incierto futuro del pinar de los Belgas.

Lo del pinar de los Belgas es una faena, una tragedia. Una de las cosas que han mejorado en la Sierra son los bosques, ha habido una mayor conciencia por parte de los que los aprovechan, y los pinares en general han mejorado, pero he estado hace poco pateando mucho el pinar de los Belgas, y se ve el descuido, porque ya no es rentable. Está en quiebra técnica el aserradero del espinar, del Paular... El de Valsaín lo soporta el Ministerio, pero está perdiendo dinero, y al no haber beneficios no hay inversiones. Antes en la sierra había masas de pinar espléndidas, que estaban muy bien cuidadas. Ahora las veo con escolítidos, pinos atacados con insectos perforadores, que antes se sacaban rápido, ahora no se cortan, y es un peligro para el monte y una pena.

¿Podrían incluirse esos pinares en el Parque Nacional, teniendo en cuenta que estaría prohibida la actividad maderera?

La Ley de Parques Nacionales excluye el aprovechamiento extractivo, pero autoriza los usos tradicionales. ¿Dónde está el límite? ¿Por qué el aprovechamiento de los pinares, que se ha hecho siempre, y en los últimos 100 años es racional y sostenible, por qué tiene que ser extractivo y no tradicional? ¿Por qué puedes extraer corcho en Monfragüe y no madera en la sierra? Se considera tradicional la ganadería, y en cambio no se considera así la saca de maderas. Hay gente que es partidaria de dejar los bosques sin aprovechar, eso es impensable, tal como están conformados los bosques del Guadarrama, si dejas de mantenerlos como hasta ahora, declinan y al final arden. Los pinares del Guadarrama van a dejar de ser explotados prácticamente ya, porque no son rentables, y debería comprarlos el Ministerio para incluirlos en el Parque Nacional y que sigan siendo gestionados, para mantenerlos. Hay rumores de que se van a meter parte de los Belgas, pero solo son rumores, de momento sólo están confirmadas 3.000 hectáreas del Pinar de Valsaín, una reclamación que le hicimos a Arias Cañete.

Parte del futuro Parque Nacional es ahora el Parque Natural de la vertiente segoviana, de cuya junta tú eres miembro. ¿Qué se habla en las juntas?

Sí, yo estoy en la junta del Parque Natural de la Sierra Norte de Guadarrama representando a las asociaciones ecologistas, es el parque declarado en Segovia, que tiene un 85.000 ha, y 11.000 pasarán a ser Parque Nacional.

El otro día tuvimos la primera junta, no nos habíamos reunido en dos años, desde que se creó. Hubo mucha polémica con el tema del lobo, que ya han llegado al Guadarrama afortunadamente. Yo no saqué el tema para nada pero me llamaron de todo. Hay mucha tensión en los pueblos del pie de monte del norte de la sierra, en la zona de Sigueruelos, Sotosalbos, Arcones, porque el lobo está matando bastante ganado, y claro, si defiendes eso… En la reunión había representantes de ganaderos, alcaldes... Estaban los ánimos bastante exaltados, me llamaron ecologista, me llamaron de todo, y dije, “Señora, no me llame ecologista que no es un insulto para mí sino todo lo contrario” - ríe -.

Más que ecologista, muchos te consideran “El cronista del Guadarrama”. ¿Estás de acuerdo con esa definición?

Yo me he criado en la sierra, y como he sido consciente del deterioro progresivo durante todos estos años, pues te conciencias y me puse de entrada a escribir un libro. No me disgusta la palabra cronista, es verdad que he contado toda la historia del Guadarrama, pero me considero más que un cronista. Yo quiero ser un activista por la sierra de Guadarrama.

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