Divulgador, guía, montañero,
naturalista e infatigable defensor del patrimonio de Madrid y, sobre todo, de la sierra de Guadarrama, la vida de Julio Vías (Madrid, 1957)
está marcada desde sus primeros recuerdos por un idilio con esas montañas. Sus
“Memorias del Guadarrama” son una referencia para todos los amantes de la
sierra, por eso, muchos consideran a Julio “el cronista del Guadarrama.” Este
cronista, o activista, como él prefiere definirse, hizo una pausa en su
habitual lectura de textos históricos en la Biblioteca Nacional para charlar
conmigo sobre el reciente anuncio de que, tras once años de proceso, por fin sedeclarará un Parque Nacional en la sierra de Guadarrama.
¿Estás
satisfecho con la próxima declaración del Parque Nacional de las Cumbres del
Guadarrama?
Francamente no, como la mayoría de la
gente que se preocupa por la defensa del Guadarrama. Aunque dentro de los que
estamos descontentos, que somos casi todos, hay algunos sectores que no quieren
el parque bajo ningún concepto tal como está diseñado, y algunos otros, que somos
más pragmáticos, decimos “Vamos a coger
el Parque que nos dan, aunque sea muy deficitario, que ya con la base de un
parque nacional declarado vamos a tener muchos más argumentos para exigir”.
Pero contento no estoy, porque el Parque flaquea por todos lados.
¿Cuáles
son las mayores deficiencias del Parque Nacional, tal y como se va a declarar?
El ámbito territorial está muy reducido,
incluso respecto al primer Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN),
el que elaboró el equipo científico de Eduardo Martínez de Pisón, que
contemplaba una zona de protección mucho más amplia, y se ha limitado en
criterios de protección. El ámbito territorial no se ha definido por cuestiones
proteccionistas, científicas o ecológicas, sino por cuestiones ajenas a la
protección, como es que se ha preferido hacer un parque con propiedad pública,
que no da ningún problema, a uno con propiedad privada, que es mucho más
conflictiva.
Por ejemplo, se ha renunciado a meter el
pinar de los Belgas [o “Pinares del Paular”, en la cabecera del valle del
Lozoya], que es una de las zonas con mayor biodiversidad, simplemente porque es
de propiedad privada. Se queda fuera la gran biodiversidad de la sierra de
Guadarrama, que está entre los 1.100 y los 1.700 metros de altitud.
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Julio Vías. |
Al
final el Parque Nacional sólo protege las cumbres, que ya estaban protegidas.
Claro, es proteger lo que ya estaba
protegido. En eso me alineo con la posición de las asociaciones ecologistas, se
ha protegido lo que ya estaba protegido. Es la máxima figura de protección que
contempla la ley española, bienvenido sea que esté declarado, pero hace falta
seriedad, y hace falta declarar mucho más.
¿Por
qué crees que se ha perdido ambición desde las primeras propuestas de Parque
Nacional?
Por la política urbanística de la señora
Aguirre, ella es neoliberal y ha apostado, ya evidentemente no, porque quien
ahora apueste por la construcción salvaje está fuera de la realidad, pero su
política es la construcción, lo ha demostrado hace poco con el famoso proyecto
de Ley de Viviendas Rurales Sostenibles. También influyen las presiones que ha
recibido del lobby del esquí. El nuevo Plan de Ordenación de los Recursos Naturales
que ha aprobado el gobierno de la Comunidad de Madrid contempla la unión de las
estaciones de Valdesquí y Vavacerrada, duplicar el número de pistas. Autorizar
eso en el corazón del Guadarrama, en la cabecera de uno de los espacios
naturales más importantes de España, como es el Valle del Eresma, es
inconcebible e insostenible en el momento en que se quiere hacer un Parque
Nacional.
¿Ves
amenazas urbanísticas más allá de esta Ley de Viviendas Rurales Sostenibles?
La crisis pasará, y los especuladores,
los alcaldes, trabajan muy a largo plazo. Ellos recalifican, presionan, tocan
los hilos de la administración que les interesa, y no renuncian a seguir
urbanizando la sierra, porque la burbuja pasará y tienen una demanda de
vivienda garantizada, la sierra está a media hora de Madrid. Yo creo que lo
mejor que ha podido pasar desde el punto de vista ambiental a la sierra de
Guadarrama es la burbuja inmobiliaria. Siempre el medio ambiente acaba teniendo
un respiro por las crisis.
Gallardón
hizo público el anuncio del proyecto de Parque Nacional en 2001. ¿Cómo han sido
estos once años?
Cuando se anuncia el proyecto había un
entusiasmo tremendo en ámbitos ecologistas, académicos y científicos. Pero los
once años pasan factura, se han hecho muy largos y hemos ido desinflándonos
mucho… El primitivo PORN de Gallardón no iba a ser la panacea, pero hemos visto
muy limitadas nuestras expectativas. Desde ese aspecto ha sido duro, para los
que hemos estado ahí ha sido muy enriquecedor, pero es frustrante cuando van
tirando para atrás el proyecto, como cuando llega Esperanza Aguirre y se echa
hacia atrás ese primer PORN.
Y
ahora Esperanza Aguirre se va a poner la medalla de defensora de la sierra.
Claro, se va a apuntar el tanto porque parece
que el Parque Nacional lo ha propuesto ella, que ella ha llevado el proceso, y
ahora lo ha declarado ella. Pero no es así, es un proceso que viene de muy
antiguo. Esperanza Aguirre ha sido la principal detractora del Parque Nacional,
sólo ha reducido el ámbito territorial y los criterios de protección.
¿Dirías
que más bien ha matado el proyecto del Parque Nacional?
Esperanza Aguirre lo ha matado,
totalmente, seguro. Y si no matado, lo ha desvirtuado totalmente. Pero ahora no
tenemos otra opción, ya echarlo para atrás... Vamos a coger lo que tenemos, y a
partir de ahora, con el argumento de un Parque Nacional ya declarado, la figura
jurídica de protección más importante de la ley española, seguiremos machacando
hasta que veamos satisfechas nuestras reivindicaciones.
Tú
participaste desde el principio en uno de los grupos que más presionaron por el
Parque Nacional, el proyecto Allende Sierra.
Sí, tuvo mucha resonancia, en 2004 doce
personas de Madrid y Segovia de varias asociaciones decidimos cruzar un puerto
cada estación del año, un paso que pusiera en comunicación las dos vertientes,
las dos Comunidades Autónomas implicadas, para explicar los valores del
Guadarrama a todo el que nos siguiera. Empezamos cuatro monos y al final
conseguimos movilizar a partidos políticos, sindicatos… Incluso conseguimos
subir al puerto del Malagosto a la Ministra de Medio Ambiente, Cristina
Narbona. Pero éramos grupos muy heterogéneos, teníamos muchas discrepancias
internas, y al final la iniciativa de Allende Sierra se quedó en nada.
¿Y
ahora, crees que es posible que se reedite un movimiento de lucha por la sierra?
Creo que con el Parque Nacional puede
haber una concienciación general. Siempre he pensado que la lucha por proteger
el Guadarrama empieza ahora. Ya llevamos 11 años dando la vara con
movilizaciones, y la verdadera lucha empieza ahora. Se declara el Parque
Nacional y llega el momento de exigir a las administraciones que ese parque se
convierta en nuestro parque, y no en el de ellos. No en el que nos han dado,
sino el que nosotros exigimos desde hace muchísimo tiempo, el que debe
garantizar la protección de la sierra de Guadarrama en su conjunto.
¿Cuáles
son los mayores valores de la sierra?
El gran valor que tiene la sierra de
Guadarrama, un valor añadido, es estar a media hora de una de las capitales
europeas más pobladas. Eso es un valor y también un riesgo. Y en cuanto a
valores naturales, el conjunto de bosques que tiene la sierra de Guadarrama, yo
incluso metería El Pardo, que es pie de monte, los pinares, la zona de cumbres
que en muchos aspectos está todavía intocada… Es un lujo asiático para una
ciudad como Madrid tener eso a media hora, si fuésemos otro país nos limpiaríamos
los pies en un felpudo antes de pasar a la sierra, pero en España no tenemos
esa conciencia ambiental.
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El monumento al guarda forestal del Mirador de los Robledos, en el valle del Lozoya (foto:Guillermo Prudencio) |
¿Entonces
crees que desde Madrid no se valora el Guadarrama?
Bueno, cada uno lo aprecia desde su óptica,
el ciclista desde su óptica, el montañero desde la suya, a mí por ejemplo me
gusta recorrer la sierra a pie y en solitario. Está claro que cada vez somos
más los que la apreciamos, pero desde Madrid se ha tardado mucho en valorarla,
y los políticos desde luego no lo valoran. La prueba es que llevamos once años
con un proceso de declaración de Parque Nacional que ha sido, más que una
verdadera voluntad de conservar la sierra, un instrumento para tirarse los
trastos a la cabeza entre los distintos grupos políticos.
¿Y
de tus primeros recuerdos de la sierra, qué se ha perdido?
No me gusta recrearme en la nostalgia,
pero una cosa que echo mucho en falta es el mundo rural. Asistí a los últimos
estertores del mundo rural, recuerdo cosas como carros de bueyes, sin ruedas de
goma, carros de bueyes pasando por pueblos como Miraflores de la Sierra o Soto
del Real. Recuerdo ver a las mujeres segar los prados con la guadaña en el
Paular… Esa visión bucólica se ha perdido. Lo echo de menos pero no pretendo
una vuelta al pasado. También recuerdo la sierra mucho más grande que la de
ahora, pero eso ya es culpa mía, porque yo era un pequeñajo y veía las montañas
como algo inmenso. Ves ahora la sierra de Guadarrama y dices, “¡qué montañas más pequeñas!” - ríe -.
Es mi lugar pero se ha quedado muy pequeño.
¿Y
hemos ganado algo?
Se
ha perdido mucho y también se ha ganado, sobre todo en conciencia ambiental. A
principios de los 60, había muy poquita conciencia ambiental de defensa de la
naturaleza. En eso hemos ganado mucho, pero también ahora los riesgos y las
presiones son mucho más grandes.
¿Crees
que con la declaración de Parque Nacional va a aumentar la presión sobre la Sierra?
Yo creo que la sierra no puede estar más
masificada de lo que ya está. Si me dicen que van a declarar Parque Nacional
unas montañas alejadas de Madrid, como los Ancares, diría, “ni hablar, que se quede como está”. Pero el Parque Nacional del
Guadarrama lo que tiene que traer es más protección, estará tan masificado como
ahora, pero mucho más regulado. Es que ahora mismo vayas donde vayas hay gente,
y en estos diez años mucho más. Los que íbamos a la sierra hace cuarenta años
ya la considerábamos masificada, y ojala pilláramos ahora la masificación de
los 70... - ríe - Pero también es un síntoma de que es más valorada.
Me
decías que te gusta pasear solo por la sierra. ¿Quedan en el Guadarrama sitios
que se puedan disfrutar en soledad, donde no llegue nadie?
La sierra es muy pequeña pero es muy
grande, y hay lugares que están muy apartados, lugares maravillosos que conoce
muy poca gente, que para llegar hasta ellos a lo mejor tienes que andar 6, 7
horas. ¡Pero benditas horas, ojalá sigan así! Yo no los divulgo, ni se me
ocurre hacerlo, me han propuesto que haga una guía o un mapa con estos lugares,
pero ni se me ocurre hacerlo – ríe - No es que quiera quedármelos para mí, pero
tengo la filosofía de que es mucho más emocionante descubrir las cosas por ti
mismo, llegar a un sitio por ti mismo y decir, “¡Dónde estoy, qué maravilla!”.
¿Por
ejemplo?
Recuerdo las pozas del Purgatorio, que
era un sitio que no conocía nadie. Pues salieron en “El País” con una crónica
de Andrés Campos, una persona que admiro, pero fue sacarlas y se acabó, las
conoce todo el mundo. Qué vas a hacer, tampoco puedes ocultar el bombón a nadie…
Pero se veían nutrias en las pozas del Purgatorio, y ya no las ves, para verlas
tienes que ir apartando bañistas, ahora tienen que compartir el rio con mucha
gente. Aún así creo que si las cosas están bien reguladas, las podremos
disfrutar todos sin riesgos para el medio ambiente.
¿Hay
aspectos en los que la sierra está mejorando ambientalmente?
Hay valores en alza. Por ejemplo,
recuerdo que a principios de los 80 trabajaba en el Pinar de los Belgas y había
quince parejas de buitre negro, hoy hay cien. La nutria está en recuperación,
el lobo, que era impensable en los 70 que volviera, pero ha llegado. Nadie
hubiese pensado que en el momento de mayor masificación y riesgo volviera a llegar,
pero mira por donde ha llegado. Son claroscuros, hay muchas más amenazas que
antes pero en muchos aspectos hay menos amenazas y hay mejorías.
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La Pedriza del Manzanares, una de las joyas geológicas de la sierra de Guadarrama. |
Decías
que uno de los mayores valores ambientales de la Sierra del Guadarrama son sus
bosques. En la revista Quercus leí un
artículo tuyo en el que llamabas la atención sobre el incierto futuro del pinar
de los Belgas.
Lo del pinar de los Belgas es una faena,
una tragedia. Una de las cosas que han mejorado en la Sierra son los bosques,
ha habido una mayor conciencia por parte de los que los aprovechan, y los
pinares en general han mejorado, pero he estado hace poco pateando mucho el
pinar de los Belgas, y se ve el descuido, porque ya no es rentable. Está en
quiebra técnica el aserradero del espinar, del Paular... El de Valsaín lo
soporta el Ministerio, pero está perdiendo dinero, y al no haber beneficios no
hay inversiones. Antes en la sierra había masas de pinar espléndidas, que
estaban muy bien cuidadas. Ahora las veo con escolítidos, pinos atacados con
insectos perforadores, que antes se sacaban rápido, ahora no se cortan, y es un
peligro para el monte y una pena.
¿Podrían
incluirse esos pinares en el Parque Nacional, teniendo en cuenta que estaría
prohibida la actividad maderera?
La Ley de Parques Nacionales excluye el
aprovechamiento extractivo, pero autoriza los usos tradicionales. ¿Dónde está
el límite? ¿Por qué el aprovechamiento de los pinares, que se ha hecho siempre,
y en los últimos 100 años es racional y sostenible, por qué tiene que ser
extractivo y no tradicional? ¿Por qué puedes extraer corcho en Monfragüe y no
madera en la sierra? Se considera tradicional la ganadería, y en cambio no se
considera así la saca de maderas. Hay gente que es partidaria de dejar los
bosques sin aprovechar, eso es impensable, tal como están conformados los
bosques del Guadarrama, si dejas de mantenerlos como hasta ahora, declinan y al
final arden. Los pinares del Guadarrama van a dejar de ser explotados prácticamente
ya, porque no son rentables, y debería comprarlos el Ministerio para incluirlos
en el Parque Nacional y que sigan siendo gestionados, para mantenerlos. Hay
rumores de que se van a meter parte de los Belgas, pero solo son rumores, de
momento sólo están confirmadas 3.000 hectáreas del Pinar de Valsaín, una
reclamación que le hicimos a Arias Cañete.
Parte
del futuro Parque Nacional es ahora el Parque Natural de la vertiente
segoviana, de cuya junta tú eres miembro. ¿Qué se habla en las juntas?
Sí, yo estoy en la junta del Parque
Natural de la Sierra Norte de Guadarrama representando a las asociaciones
ecologistas, es el parque declarado en Segovia, que tiene un 85.000 ha, y
11.000 pasarán a ser Parque Nacional.
El otro día tuvimos la primera junta, no
nos habíamos reunido en dos años, desde que se creó. Hubo mucha polémica con el
tema del lobo, que ya han llegado al Guadarrama afortunadamente. Yo no saqué el
tema para nada pero me llamaron de todo. Hay mucha tensión en los pueblos del
pie de monte del norte de la sierra, en la zona de Sigueruelos, Sotosalbos,
Arcones, porque el lobo está matando bastante ganado, y claro, si defiendes
eso… En la reunión había representantes de ganaderos, alcaldes... Estaban los
ánimos bastante exaltados, me llamaron ecologista, me llamaron de todo, y dije,
“Señora, no me llame ecologista que no es
un insulto para mí sino todo lo contrario” - ríe -.
Más
que ecologista, muchos te consideran “El cronista del Guadarrama”. ¿Estás de acuerdo
con esa definición?
Yo me he criado en la sierra, y como he
sido consciente del deterioro progresivo durante todos estos años, pues te
conciencias y me puse de entrada a escribir un libro. No me disgusta la palabra
cronista, es verdad que he contado toda la historia del Guadarrama, pero me
considero más que un cronista. Yo quiero ser un activista por la sierra de
Guadarrama.